"La imaginación tiene en la construcción de las matemáticas tanta parte como en las concepciones dolorosas y lumíneas de la poesía. Para escribir El Paraíso Perdido no se necesitó más poder de imaginación que para establecer los principios fundamentales de las secciones cónicas". José Martí

¿Son tan distintos los mundos de las matemáticas y de la poesía? ¿No es un concepto poético el de "infinito"? Hay quien dice que las matemáticas son el lenguaje en el que se expresa la naturaleza. Hay quien cree que es el lenguaje poético el único modo de comprender el universo. ¿No serán lenguajes complementarios?

Sónsoles Blázquez, profesora de Matemáticas, nos lee un poema de Wislawa Szymborska, poeta polaca que recibió el premio Nobel en 1996. El poema está dedicado al número Pi.






El número Pi es digno de admiración
tres coma uno cuatro uno
todas sus cifras siguientes también son iniciales
cinco nueve dos, porque nunca se termina.
No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
con un cálculo ocho nueve
con la imaginación siete nueve
o en broma tres dos tres, es decir, por comparación
ocho cuatro seis con cualquier otra cosa
dos seis cuatro tres en el mundo.
La más larga serpiente después de varios metros se interrumpe
Igualmente, aunque un poco más tarde, hacen las serpientes fabulosas
El cortejo de cifras que forman el número Pi
no se detiene en el margen de un folio,
es capaz de prolongarse por la mesa, a través del aire,
a través del muro, de una hoja, del nido de un pajaro,
de las nubes, directamente al cielo
a través de la total hinchazón e inmensidad del cielo.
Oh, que corta es la cola del cometa, como la de un raton!
Que frágil el rayo de la estrella que se encorva en cualquier espacio!
Pero aquí dos tres quince trescientos noventa
mi número de télefono la talla de tu camisa
año mil novecientos setenta y tres sexto piso
número de habitantes sesenta y cinco céntimos
la medida de la cadera dos dedos la charada y el codigo
en el que mi ruiseñor vuela y canta
y pide un comportamiento tranquilo
tambien transcurren la tierra y el cielo
pero no el numero Pi, este no,
el es todavia un buen cinco
no es un ocho cualquiera
ni el último siete
metiendo prisa, oh, metiendo prisa a la perezosa eternidad
para la permanencia.

1 comentarios:

María José dijo...

¡Cómo me gusta, Sonsoles, este poema! Pero sobre todo ¡cómo me gusta como lo recitas! Suena tan convincente como una clase de matemáticas. Besos, guapa.